En el marco de los 40 años de la gesta de Malvinas, desde Santoto Digital proponemos revivir tres notas de archivo de este medio: el Recuerdo de Raúl Adalia (Nota publicada en 2016), las cartas de Sara Paulón a tres combatientes (Nota publicada en 2021) y la música de Sergio Buscemi (Registro audiovisual de 2017 y 2019).
La santotomesina Sara Paulón, durante su adolescencia se escribió cartas con tres combatientes de la Guerra de Malvinas; 36 años después, uno de ellos la contactó por Facebook.
«La idea de escribir cartas que acompañaran a las prendas que tejíamos, surgió por una tía postiza que siempre ayudaba en mi casa, ya que éramos muchos; ella tenía máquina de tejer. Además, a mí me gustaba escribir y en las escuelas motivaban a que se enviaran cosas o palabras de aliento a los combatientes de Malvinas. Junto con mis primas, nos motivó el hecho de que unos chicos, unos jovencitos, vayan a pelear una guerra y a un lugar tan frío», compartió Sara Paulón ante Santoto Digital.
«Escribí muchísimas cartas, abrochadas a cada prenda que tejíamos. Mantuve correspondencia con tres soldados que recibieron mis cosas. Yo tenía 16 años en ese momento, y ellos entre 18 y 20 años», contextualizó la entrevistada. Finalizada la Guerra de Malvinas, en junio de 1982, la santotomesina no supo nada más de ellos, hasta que el 26 de octubre del 2018, uno de los veteranos de Malvinas, Claudio Manzo, oriundo de Sunchales, buscó por Facebook a Sara Paulón y allí pudieron retomar el contacto de manera online.
«Significó una emoción muy grande para mí, no lo podía creer. Allí pudimos compartir lo que fueron nuestras vivencias durante todos estos años y contarnos sobre las familias que cada uno pudo formar, como así también los trabajos en los que nos hemos desempeñado», concluyó Sara, acerca de volver a comunicarse con Claudio Manzo.
Ver nota: Raúl Adalia (2 de abril de 2016)
En el caso de Raúl Adalia, héroe santotomesino fallecido a fines de noviembre de 2018, se cita el testimonio acerca de su experiencia defendiendo la Patria, mediante una nota de archivo:
«En esos años, viviendo en barrio Libertad de Santo Tomé, a los 18 años ingresé al Servicio Militar Obligatorio y me trasladaron a Mercedes, Provincia de Corrientes. Al año de estar allí, partí para Malvinas un 23 de abril de 1981, perteneciendo al Regimiento de Infantería 12 General Arenales. Me acuerdo cuando veníamos de Corrientes rumbo a Malvinas, que pasamos con el tren por las vías ubicadas a 3 cuadras de mi casa y después durante el trayecto la gente de los pueblos prendía fuego al costado de las vías en señal de apoyo, para darnos aliento. Cada vez que el tren paraba para buscar agua, o por abastecimiento, la gente nos aplaudía, gritaba ¡viva la patria!”.
Santoto Digital entrevistó a Raúl Adalia, vecino de nuestra ciudad y ex combatiente de Malvinas, quien comienza el relato de su fuerte experiencia: «En esos años, viviendo en barrio Libertad de Santo Tomé, a los 18 años ingresé al Servicio Militar Obligatorio y me trasladaron a Mercedes, Provincia de Corrientes. Al año de estar allí, partí para Malvinas un 23 de abril de 1981, perteneciendo al Regimiento de Infantería 12 General Arenales. Me acuerdo cuando veníamos de Corrientes rumbo a Malvinas, que pasamos con el tren por las vías ubicadas a 3 cuadras de mi casa; y después durante el trayecto la gente de los pueblos prendía fuego al costado de las vías en señal de apoyo, para darnos aliento. Cada vez que el tren paraba para buscar agua, o por abastecimiento, la gente nos aplaudía y gritaba: ¡Viva la patria!».
«No había salido nunca de mi casa, trabajaba en la construcción y de repente me encontraba con un fusil en el hombro, con 5 cargadores de 23 tiros cada uno, dispuesto a defender la soberanía nacional. En ese momento, todos estaban a favor de ir a pelear por Malvinas, entonces uno no pensaba en nada más que no fuera luchar por el país. Recuerdo que fuimos en un avión Popper, con una capacidad para 100 personas (éramos 120) y llegamos de madrugada a Isla Soledad, pegado a Islas Malvinas, lugar que nos recibió una llovizna finita y mucho frío. Esa noche, el subteniente Cañete nos dio la orden que acampemos ahí y donde encontrábamos pozos de zorros, nos íbamos acomodando. Uno acostumbrado al abril de Corrientes que no hace tanto frío… era fuerte soportar temperaturas tan bajas», expresa Raúl, y describe el equipamiento llevado: «Nos perjudicaban las contra órdenes de avanzar y retroceder, porque cuando había combates debíamos trasladarnos para otro sector y las cosas que de alguna manera estorbaban, se las dejaba. Entonces fuimos perdiendo todo, andábamos siempre con el bolseguí, las camperas y bolsas porta rancho. Las raciones de comida eran cada 4 días, nos mandaban 4 porciones de bizcochos, carne enlatada, pastillas de alcohol para calentar la comida, una botella chiquita de whisky y un atado de cigarrillos. A estas cosas las teníamos que hacer durar 4 días, pero terminábamos todo en el mismo día porque teníamos hambre», detalla el santotomesino.
En carne propia
«Siempre cuento una anécdota cuando nos encontrábamos con la Infantería B, pasaron 2 aviones y nosotros los saludamos; resultó ser que eran aviones de guerra ingleses. Cuando lo percibimos, les disparamos pero no les hicimos nada. Ellos nos derribaron un par de unidades, pero afortunadamente ahí no hubo ningún muerto», señala Adalia.
En sintonía con lo expuesto, el ex combatiente manifiesta: «En las noches anteriores había escuchado ruidos de disparos, misiles, pero esa noche fue la primera vez que participé del combate directo de alguna manera, y lógicamente sentí miedo porque estaba en juego mi vida. Hasta ese momento existía una conciencia patriótica, había ánimos, fuerza para pelear y se aguantaban los cañoneos navales de los ingleses que se daban por la noche: tiraban durante 3 horas y se iban».
«Así pasaban los días, en mi caso, cuidando los helicópteros para la Infantería B. Hasta que el 10 de junio, llegó el gran combate en la montaña Dos Hermanas; allí fue cuando los ingleses bombardearon con toda su artillería. En plena batalla, cuerpo a cuerpo, estaba junto al cabo Baruzzo que avanzó para atacar a los ingleses, lo quise seguir y, en el intento, sentí que algo me tocó. Retrocedí unos metros y afortunadamente los disparos no me habían provocado heridas de gravedad», comenta Raúl sobre su dura experiencia personal, y explica: «Anteriormente Inglaterra atacaba todos los días, teníamos bajas considerables de soldados, escaseaba la comida y nuestros ánimos ya dejaban de ser los mismos. El Regimiento 12 y el grueso del Ejército, se rindió el 29 de mayo en Puerto Darwin, justo el día del Ejército. Fue así que días después en junio, me encontré en Puerto Argentino viendo como bajaban la bandera de Argentina y subían la de Inglaterra», lamenta el santotomesino.
Bajas
En cuanto a las bajas sufridas, Raúl Adalia indica: «El Regimiento 12 tuvo 39 muertos y 73 heridos. A mí, te digo la verdad, me daban ganas de matar a todos los ingleses. En el viaje de vuelta que duró 3 o 4 días, en el barco nos trataron bien. Ahí nos enteramos que había renunciado (Leopoldo) Galtieri, pero no nos provocó nada, en lo personal de alguna manera la sensación que tenía era de tranquilidad por haber terminado la guerra, pero fundamentalmente no pensaba en nada, quería llegar a mi casa y estar con mi familia. El infierno para los ex combatientes fue cuando llegamos a Puerto Madryn, porque nos ocultaron en todo momento: en el avión, en el colectivo, nos llevaron a Campo de Mayo tapados. Nosotros no entendíamos el motivo de todas esas actitudes. Nos dieron de comer, pero comíamos mucho y desordenadamente, a cualquier horario. Luego, recibimos fusiles nuevos sin ningún tipo de uso, y eso me dio mucha bronca porque fuimos a pelear con armamento viejo, y que te entreguen eso cuando volvés de pelear en la guerra es una cosa de locos», señala con enojo Raúl.
Acerca de lo crudo que significó el período de pos guerra, Adalia continúa expresando: «Estuvimos como 2 meses sin ver a nuestras familias, y algunas personas que contaron cosas de lo sucedido fueron dados de baja, teníamos prohibido opinar. Muchos compañeros se han suicidado por no haber podido descargarse. Cuando volvimos en tren hasta Mercedes (Corrientes), por supuesto que no nos recibió nadie, la gente del pueblo se alejó de nosotros y eso fue muy doloroso. Nosotros no estábamos preparados para volver y sentir la humillación en la calle o cuando ibas a pedir un trabajo y decías que eras ex combatiente, te respondían que estabas loco», manifiesta con crudeza el oriundo de barrio Libertad.
Merecido reconocimiento
«Después de mucho tiempo de amargura, desde hace varios años atrás, estamos mejor y hemos sido reconocidos por el Estado. Es decir, interiormente uno sabe lo que vivió, pero gracias a la Nación y a la Provincia estamos bastante bien en cuanto a la contención: tenemos salud, P.A.M.I me cubre toda la medicación de por vida y también la asistencia de profesionales. La provincia de Santa Fe tiene la mejor Ley para los Veteranos y Ex Combatientes de Malvinas», finaliza el santotomesino.
Asimismo, visibilizamos la música del héroe santotomesino, Sergio Buscemi:
Sueños de Patria: Una noche de armonía cultural en Fundación Bica
Santo Tomé rindió homenaje a los veteranos y caídos en la Guerra de Malvinas